Bangkok, el cumpleaños de la reina

  
Pues sí, hoy es el cumpe de la reina Sirikit. Aquí adoran a los reyes, parecen tener un respeto casi sagrado a sus monarcas. Es fiesta nacional, día de la madre y las calles se adornan con banderas y flores. El color de la reina es el rosa (el del rey el amarillo) y he visto grupos de tais vistiendo camisetas de este color.
Mi día ha empezado en Bangkok y ha terminado en Chiang Mai. A las 6.30 estaba arriba, en parte por que mi cuerpo sigue adaptándose al cambio de horarios y en parte porque me parece una perdida de tiempo dormir, con la cantidad de cosas que se pueden ver y se pueden hacer en una ciudad llena de estímulos.
Una hora y media de yoga me ha preparado para enfrentarme a mi último día en Bangkok antes de subir al norte. Me encanta salir a la calle y comenzar el día con un zumo de mandarina de los que venden en la calle, es riquísimo, soy superfan de la fruta tai. Desayunando en Khao San en uno de los muchos wifi free restaurantes, he estado viendo si alguno de los hostales a los que escribí ayer en Chiang Mai me daba alojamiento para esta noche.
Llegaré sobre las 23h y no quiero arriesgarme a no tener donde dormir, con la fiesta el alojamiento se complica. Parece que tendré un sitio. 
He pasado el día caminando por la zona; cafés en sitios bonitos (Fabolous Bar , precioso local y magnífica carta de cafés y postres, merece la pena. Salad on demand, pequeñito y agradable), comida de los puestos de la calle, paseo hasta el río y cotilleando en las tiendas de comestibles donde compran los locales.
Aquí tengo que hacer una confesión, me encantan los mercados de comida, los sitios que no son para turistas y donde se ve lo que comen los locales. Somos lo que comemos y los mercados y las tiendas de viandas tailandeses son tan coloristas y originales como su gente. La influencia china hace que los productos sean de lo mas extraño para los occidentales. Confieso también que no dejo de entrar y cotillear en los supermercados.
Después del check out me he ido a coger un bus al aeropuerto, el tráfico con la fiesta está imposible, así que si no quería perder el avión a Chiang Mai, tenía que coger un taxi.
La suerte quiso que me encontrase con unas españolas en la misma situación, así que compartimos taxi y conversación. Es increible como un mismo sitio puede ser tan distinto según quien lo viva, estas chicas estaban viajando como yo (mochila y aventura) y no estaban disfrutando nada de la experencia. Cuando me contaban, parecía que habían estado en otro país; los tais les parecían de poco fiarse, la comida les daba asco, el calor las anulaba y acumulaban un listado de penurias vividas en los días que llevaban. Esto me ha hecho pensar sobre lo importante que es la actitud con la que te enfrentas a las cosas en la vida, el color de cada instante lo vamos poniendo nosotros según como estemos y de eso dependen nuestras experiencias. Ni mucho menos las estoy juzgando, seguro que son mujeres valientes y vitales si han decidido viajar de esta manera, pero me da que han entrado en bucle y no van a disfrutar mucho. De cualquier manera, ha sido muy enriquecedor darme cuenta de esto. Ni que decir tiene, que sigo pensando que cada instante de este viaje en u regalo.
El viaje a Chiang Mai en avión es de sólo una hora, como tenía previsto llegué a mi guest house (CM Blue House) sobre las 23h. El tipo de la recepción estaba dormido como un tronco, después de hacer todos los sonidos que se me ocurrían, dar golpes con los pies y en el mostrador, poner sonidos del móvil… no me quedó otra que zarandearle para que despertase. Si el inglés de un tai es complicado de entender, ni te cuento lo que es el de un tai recien despertado. Por fin, me dio la llave de mi habitación, que no está mal. 
A esas horas, seguía sin cenar. Salí a la calle y para seguir con mis preferencias en lo que ha comida se refiere, me senté en un puesto de la calle a comer unos noodles con una Leo beer, que me compré en el 7eleven. Me rechifla comer en estos sitios ¿tendré estómago de perroflauta?
Hoy me voy a acostar bastante tarde, no he querido hacerlo sin escribir el blog. Ha sido un bonito día ¡Feliz cumpleaños Su Majestad!

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